No hay tierra para los ancianos
“No hay tierra para los ancianos”, dijo la voz que resonó desde la boca oscura de la puerta grande. El viejo se encogió de hombros y se alejó de la puerta, escuchando como se cerraba detrás de él. No esperaba nada de esta comunidad. Ser viejo en esta época era un pecado – el robo del aire y agua de los niños que no tenían culpa por el estado del mundo. En el pasado, él gritaba y maldecía las pisadas de los que lo rechazaban. “Yo no hice nada!” él pisaba y gritaba. El suelo debajo temblaba mientras la ira corría por sus piernas y pies. Las puertas nunca se afectaban por la furia del hombre, y con el tiempo y el viaje, él se convirtió en un viejo y comprendió sus defectos. Su existencia en las épocas anteriores era bastante. Sus años finales en este estado fueron apropiados. Los escombros en el suelo en esta área eran llanos por los pies de miles de viajeros que pasaban por ellos. El polvo se asentó alrededor de sus dedos de pie, y las espirales y las arrugas estaban negras de la mugre. ...